Hablamos de enfermedad en fase terminal cuando nos enfrentamos a una enfermedad avanzada, progresiva e incurable cuyo tratamiento específico no resulta ya eficaz y además existen síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes y el pronóstico de vida es limitado. Esta situación provoca un intenso impacto emocional en el paciente, en su familia y en el equipo terapéutico. En estas circunstancias, la formación de los profesionales y la calidad de los cuidados que se proporcionan a los pacientes condicionan claramente la supervivencia y su bienestar global.
Por ello, las personas mayores en situación de final de vida necesitan una valoración exhaustiva, multidimensional e individualizada de los factores que condicionan el pronóstico y de sus valores, deseos y preferencias antes de tomar decisiones, con el objetivo de mejorar la calidad de vida tanto del paciente como de los familiares y cuidadores.
Síntomas más frecuentes
- Esfera somática: dolor, dificultad para respirar, anorexia, inmovilidad, estreñimiento, incontinencia, confusión.
- Esfera emotiva: depresión, miedo, ansiedad.
- Sociales: pérdida de estatus social, cambio del papel que juega en su familia, miedo a la dependencia.
Son muchos los estudios realizados en personas mayores con enfermedades crónicas progresivas que constatan necesidades no cubiertas en estos pacientes (con presencia de sufrimiento por síntomas físicos o psicológicos) y de sus familiares. Esta situación es atribuible a la falta de valoración y control de los síntomas, a dificultades de comunicación entre el paciente y la familia con los profesionales, y a sistemas de salud muy fragmentados en la provisión de servicios a estas personas y excesivamente centrados en las enfermedades por separado.
Planificación anticipada de las decisiones (PAD)
Tiene que ver con el respeto a los valores, deseos y preferencias que una persona quiere que se tengan en cuenta en relación con los cuidados sanitarios que va a recibir en los momentos finales de su vida, cuando no disponga de la capacidad suficiente para un consentimiento informado.
Objetivos de la planificación anticipada de las decisiones
- Prepararse para el acontecimiento vital de la propia muerte.
- Tener control sobre lo que vaya a hacerse, mediante la articulación de valores y preferencias.
- Contribuir a la disminución de la propia angustia y el miedo del proceso de morir, en sus dimensiones físicas, psicológicas, sociales y espirituales.
- Fortalecer las relaciones y la comunicación con la familia y los seres queridos, y no solo con los profesionales sanitarios.
- Contribuir al alivio de la carga emocional del representante y la familia cuando tengan que tomar decisiones en lugar del paciente.
- Desarrollar procesos comunicativos acerca de los deseos y las expectativas del paciente.
Es necesario promover entre nuestros mayores la planificación anticipada de las decisiones. Esto no solo conlleva una mejor atención, al respetar la voluntad y los deseos de la persona mayor, sino que evita situaciones conflictivas de cara al futuro, cuando las circunstancias pueden ser complejas.
Criterios de calidad en la atención a personas mayores al final de la vida
Entre otros, se pueden citar los siguientes criterios de calidad en la atención a personas mayores al final de la vida, propuestos por el Comité de Ética de la Sociedad Americana de Geriatría.
- Controlar los síntomas físicos y emocionales.
- Mantener el estado funcional y la autonomía del paciente.
- Planificar por adelantado.
- Analizar el grado de agresividad del tratamiento, la necesidad de hospitalización y la elección de la ubicación del paciente en situaciones de muerte cercana, conversando previamente con el paciente y la familia.
- Lograr la satisfacción del paciente y de su familia.
- Mantener la calidad global.
- Valorar la sobrecarga familiar y proporcionarles respuestas.
- Ver los aspectos pronósticos.
- Otorgar continuidad en el tratamiento.
- Proporcionar atención al duelo.
Por último, también es importante destacar la importancia de la valoración geriátrica integral (VGI) como instrumento para elaborar un plan de cuidados eficaz adaptado a cada persona a lo largo de la trayectoria de la enfermedad. La VGI ayuda a establecer un pronóstico y a tomar decisiones, asegurando la continuidad de los cuidados y un método de trabajo multi e interdisciplinar basado en objetivos funcionales individualizados, realistas, razonables y consensuados. Todo ello, con el objetivo de proporcionar unos cuidados paliativos geriátricos de alta calidad científica, ética y humana.
Dr. Iñaki Artaza Artabe
Director Médico Asistencial
IMQ Igurco