Sonia Robles e Irene Ruescas
TRABAJADORAS SOCIALES
IMQ IGURCO

Desde que nacemos, necesitamos de otras personas para salir adelante; o dicho de otra forma, el ser humano es un ser social. Esta necesidad de pertenecer a un grupo y ser aceptado en él es algo que nos acompaña en todas las etapas vitales y, a veces, parece que se olvida cuando la persona es mayor o cuando nos aparecen dificultades asociadas a la edad o a una enfermedad.

Es muy habitual encontrarnos a la llegada a nuestros centros con personas mayores que expresan que ya han hecho todo lo que debían y que su proyecto vital lo han completado, que ya no sienten necesidad ni creen que puedan aportar nada. Otras veces expresan que ya no tienen nuevos retos u horizontes. Estos pensamientos y emociones muy a menudo se revierten cuando vuelven a formar parte de un grupo y recuperan las relaciones sociales, a través de los programas y actividades dirigidos a este objetivo.

Es por ello que el concepto de los centros dirigidos a personas mayores debe orientarse a ser centros abiertos e integrados en la comunidad donde estén ubicados, y en el que se trabaje de forma recíproca poniendo a disposición sus propios recursos, programas y actividades.

Para lograr la integración comunitaria de las personas residentes, éstas deben tener una representación dentro del municipio en el que convivan y, además, deben considerarse a sí mismas como una pieza clave de ese entorno. Así, junto con personas de otros grupos, entidades y colectivos pueden recuperar el sentido de valía y autoestima, y enriquecerse mutuamente de aprendizajes, experiencias y valores.

Del mismo modo, la participación de las personas mayores en la comunidad es un proceso indispensable tanto por el valor de su experiencia vital como por la necesidad de una representación adecuada que contribuya a su calidad de vida.

Creemos además que las comunidades que comparten experiencias, cuidan y aprenden de los mayores forman sociedades más desarrolladas, justas y empáticas. También somos conscientes de la aportación positiva que generan los centros sociosanitarios al conocimiento sobre el envejecimiento, debido a los avances en la atención y el cuidado que se desarrollan en los mismos.

Es por todo ello que los programas de integración comunitaria ocupan cada vez mayor protagonismo en la planificación de los servicios y cuidados de las personas usuarias de las residencias y centros de día de IMQ Igurco.

Las experiencias que venimos desarrollando nos demuestran que las posibilidades de inclusión en la comunidad son infinitas. Por ello, abarcamos proyectos muy diversos dentro de la cultura, la educación, la formación y el ocio, entre otros, que siempre son adaptados a las características de cada persona por los equipos profesionales.

Algunos ejemplos de actividades y programas que se desarrollan con la comunidad son los programas intergeneracionales con centros escolares del entorno, convenios de colaboración con universidades y centros de formación, exposiciones en centros culturales de los diferentes municipios y colaboraciones con asociaciones de voluntariado, centros de salud y hospitales, etcétera.

Aun en tiempos de COVID-19, las actividades comunitarias se siguen desarrollando gracias a la creatividad en la búsqueda de recursos y herramientas y a las nuevas tecnologías, siempre garantizando las medidas de seguridad. Sabemos que merece la pena intentarlo porque la ilusión y las ganas siempre ganan la batalla.

Ver pdf de la página aquí.