- Como una alternativa relacional a las restricciones a la movilidad de las personas mayores para prevenir el contagio del SARS-CoV-2.
- Las cartas postales, escritas de puño y letra de los residentes, han creado nuevas relaciones interpersonales y les producen sentimientos de bienestar, utilidad y felicidad.
- Fruto de esas cartas el residente Josu Rodríguez y la vecina del barrio Luisa Argentina Íñiguez, se han conocido personalmente.
Las medidas de prevención frente al contagio del SARS-CoV-2 han supuesto restricciones en la movilidad para las personas mayores que viven en las residencias de todo el país. Conscientes de esa situación, los profesionales del centro gerontológico IMQ Igurco Bilbozar, perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia, y ubicado en el castizo barrio bilbaíno de Bilbao La Vieja, decidieron buscar soluciones que paliaran esa situación, soluciones que permitieran a los mayores seguir teniendo relación y comunicación con el resto de personas que viven en su barrio.
De este modo, y en el marco del convenio que mantiene el centro gerontológico IMQ Igurco Bilbozar con la Fundación Aldauri para que sus residentes y usuarios del centro de día participen en distintas actividades del “Banco de tiempo de barrios altos de Bilbao”, los profesionales del centro decidieron poner en marcha el programa ‘Tengo una carta / Badaukat gutun bat’.
Así, un grupo de personas mayores de la residencia ha comenzado a escribirse con un grupo de vecinos de los barrios bilbaínos de San Francisco, Bilbao La Vieja, Zabala y San Adrián, intercambiando correspondencia a través del correo postal con el objetivo de crear y estrechar lazos, desarrollar relaciones sociales y, con el tiempo, llegar a conocerse.
Tal y como explica Mónica Cuevas, técnica en Animación Sociocultural de la residencia IMQ Igurco Bilbozar, “en el centro se propuso la idea de mantener correspondencia con gente del barrio, debido a la situación de soledad que la pandemia estaba generando. Para ello, nos pusimos en contacto con el Banco de tiempo de barrios altos de Bilbao, para proponerles la iniciativa y así, de manera conjunta, nos pusimos manos a la obra, a fin de acercar a la gente del barrio a los mayores de nuestro centro. Ya estamos recibiendo las primeras cartas de respuesta y no solo muestran interés por conocer a las personas residentes, sino por cómo se encuentran, cómo están pasando esta situación, etcétera”.
Según señala María Pérez de Eulate, psicóloga del centro gerontológico, “los residentes que participan en esta iniciativa son personas mayores, algunos sin familia, que mantienen la capacidad de escribir y que se muestran ilusionados con esta idea como medio de contacto con el exterior y para desarrollar sus relaciones interpersonales. Para ellos, cartearse con otras personas a las que no han visto nunca y que se interesan por su vida y por su día a día, les produce un sentimiento de bienestar, de utilidad y felicidad”.
“En la primera carta de presentación, cada participante escribe, de forma manuscrita, quién es y unos cuantos datos biográficos. Así como dónde se encuentra, qué hace en su día a día y pensamientos y deseos que quiere transmitir. Del mismo modo, las personas del barrio mandan de vuelta sus respuestas al residente, creando de esta manera una relación epistolar, gracias a las cartas manuscritas, que tanto han ayudado a través de la Historia a acercar a las personas”, explica Mónica Cuevas.
Esta amistad por correspondencia ha llegado al punto, en un caso concreto, en el que una de las personas del barrio ha decidido conocer personalmente a la persona mayor de la residencia con la que se cartea. Es el caso de Luisa Argentina Íñiguez —natural de Argentina, que llegó a nuestro país de vacaciones hace 40 años y, tras pasar por Canarias y Sevilla, terminó en Bilbao por amor— y de Josu Rodríguez, natural de Zamora, que llegó a Bilbao con su familia a los dos años de edad. Viajó por todo el mundo, donde trabajó de mecánico ajustador y, en la actualidad, vive en la residencia IMQ Igurco Bilbozar, donde entre las rutinas del día a día, saca tiempo para escribir estas cartas que le ayudan a paliar la soledad.