- Cuidar es una tarea costosa de mucha responsabilidad que con frecuencia genera una importante carga física, psíquica y emocional.
- En Euskadi hay casi 80.000 personas dependientes que cada día son atendidas por cuidadores profesionales o por familiares, tanto en centros especializados como en domicilios.
El 5 de noviembre se conmemora el Día de la Persona Cuidadora, como reconocimiento a aquéllas que ya sea de manera profesional o como apoyo familiar, se dedican al cuidado de personas dependientes (por motivos de edad, enfermedad o situación de discapacidad). Ya en el año 2013 (últimos datos disponibles), el Gobierno Vasco estimaba que 173.737 personas prestaban cuidados de manera informal en Euskadi. Por otro lado, en diciembre de 2020 en Euskadi había un total de 79.315 personas dependientes.
Según pone de manifiesto Estela Muñoz Sánchez, psicóloga general sanitaria de la residencia vitoriana IMQ Igurco Araba, «cuidar es una tarea costosa de mucha responsabilidad que con frecuencia genera una importante carga física, psíquica y emocional. Para que la tarea de cuidar no se convierta en una situación extrema de cansancio que afecte negativamente a la persona cuidadora y, por ende, a la persona cuidada, puede ser de mucha ayuda seguir cinco recomendaciones básicas y de fácil implementación: buscar información, organizarse el tiempo, pedir ayuda cuando es necesario, poner límites y llevar unos hábitos de vida saludable».
Buscar información
El primero de los consejos que da la experta de IMQ Igurco es informarse sobre los recursos que puedan cubrir las necesidades de la persona dependiente: asociaciones, ayudas económicas o desde el ámbito institucional o, en el caso del País Vasco, servicios de asesoramiento como IMQ Ayuda. «En su caso, puede ser de mucha ayuda buscar información sobre la enfermedad que padece la persona a la que se cuida; te ayudará a afrontar mejor el cuidado y a conocer las posibilidades de reinserción a la vida cotidiana. Si la persona requiere de la realización de transferencias (por ejemplo, pasar de la cama a una silla de ruedas) y cambios posturales, solicita asesoramiento sobre pautas en higiene postural para evitar daños físicos en ambos», destaca.
Organización del tiempo
Cuando las tareas a realizar son muchas, «puedes marcarte objetivos a corto plazo para ir obteniendo pequeños logros», señala Estela Muñoz. «Programar las tareas a realizar por orden de importancia y pensar en alternativas con antelación, permiten estar más preparado ante situaciones complejas que puedan surgir. No olvides que la opinión de tu familiar cuenta, por lo que siempre que sea posible, es importante que consultes los cambios con él».
Aprender a pedir ayuda
Reconocer que en ocasiones se necesita ayuda «no es un signo de debilidad; al contrario, te hará más eficaz en el cuidado». Para la psicóloga de IMQ Igurco Araba, el cuidado de una persona «es una situación difícil; por lo que permítete expresar y experimentar sentimientos desagradables. Pide lo que necesites, déjate ayudar por otros familiares y profesionales y valora la ayuda recibida entendiendo que tu forma de realizar las tareas no es la única válida. Siendo flexible con los demás, se consigue más fácilmente que colaboren en lo que les pedimos. Es cierto que no se puede obligar a nadie a asumir la responsabilidad del cuidado de otro; en ese caso, acepta la libertad del otro y apóyate en otras personas, recursos sociales y asociaciones».
Poner límites
Otro de los consejos expuestos por la profesional sanitaria es el de poner límites. «Tienes el derecho a establecer límites con la persona que cuidas ante sus demandas excesivas o inapropiadas y decir “no” ante peticiones no urgentes». También aboga por fomentar la independencia de la persona dependiente: «deja que haga lo que sabe hacer, intégrala en las tareas. La mayor ayuda para ambos es fomentar su autonomía. Además, es bueno que conozcas tus límites y pongas freno a tu propia autoexigencia. Concéntrate en lo que puedes hacer, no te fijes solo en los fallos. Estás haciéndolo lo mejor que puedes con los recursos que tienes. No existe el cuidador perfecto», recalca Estela Muñoz.
Hábitos de vida saludable
Reconocer los indicios de estrés y agotamiento es la última de las recomendaciones para desarrollar una tarea de cuidados de una manera saludable. «Presta atención a tu descanso y a la calidad de tu alimentación. A veces, el cansancio por el exceso de tareas nos aleja de nuestras aficiones y seres queridos. Evita el aislamiento, haz una lista de tus “válvulas de escape” y dedica algo de tiempo a hacer actividades que te gustan (pasear, leer, practicar tus aficiones, ir al cine, hacer deporte, tomar un café con amigos…). Dedícate ese tiempo sin prisas, no tienes por qué sentirte culpable por descansar, por seguir enfocado en tu vida y disfrutando de ella».
Al margen de lo anterior, IMQ Igurco ofrece a través del servicio IMQ Ayuda (946 620 400) un servicio de orientación y asesoramiento sobre las soluciones sociosanitarias que se ofrecen tanto en el sector público como en el privado y que puede ser de utilidad para las personas cuidadoras, de cara a atender las necesidades del cuidado de las personas mayores.
Según concluye la psicóloga de IMQ Igurco Araba, «detrás de cada persona dependiente que necesita cuidados, se halla la figura de un cuidador que también necesita cuidarse y que lo cuiden. No te olvides de ti. Cuídate para cuidar».