- Atendió desde abril de 2020 a abril de 2021 un total de 272 personas (con una edad media de 75 años y un 63% de personas con demencia), con una letalidad inferior a la registrada en el ámbito residencial y sin que se registrase ni un solo contagio de Covid-19 entre sus profesionales.
- Los datos asistenciales de esta unidad se exponen en el II Congreso Virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, del 2 al 4 de junio.
- Asimismo, el centro que acogía la unidad sociosanitaria, la residencia IMQ Igurco Unbe, retoma a pleno rendimiento la actividad de su unidad de recuperación funcional en fracturas, neurorrehabilitación y convalecencias debilitantes.
Esta semana acaba el trabajo de desmantelamiento de la unidad residencial sociosanitaria especializada en la atención a personas mayores con Covid-19, puesta en marcha por IMQ Igurco, con la coordinación de Osakidetza-Servicio Vasco de Salud y la Diputación Foral de Bizkaia. Se trata de un recurso asistencial intermedio, entre las residencias de personas mayores y el Hospital, dispuesto inicialmente para pacientes residenciales con Covid-19 moderado o grave, pero que no requiriesen su ingreso en un hospital. En el territorio histórico se habilitaron dos unidades de este tipo, la de Birjinetxe, en Bilbao, que cerró su unidad especial para Covid-19 en marzo, y la ubicada en uno de los módulos de la residencia IMQ Igurco Unbe, de Erandio.
Esta apuesta asistencial, dotada de enfermería las 24 horas del día, médico geriatra, atención psicológica y telerrehabilitación, se ha demostrado altamente eficaz, tal y como demuestran sus datos y el desarrollo posterior de dispositivos similares en otras Comunidades Autónomas. Tanto es así que los datos de la unidad residencial sociosanitaria especializada en la atención a personas mayores con Covid-19 de Unbe se exponen del 2 al 4 de junio en el II Congreso Virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), con el fin de compartir la experiencia de esta nueva buena práctica asistencial.
Tal y como explica la Dra. Naiara Fernández, directora Asistencial de IMQ Igurco, «desde abril de 2020 a abril de 2021 ingresaron en la unidad 272 pacientes, (49% hombres y el 51% mujeres) con una edad media de 75 años (el 80% eran personas mayores de 75 años). En cuanto a su situación funcional al ingreso, la mayoría presentaban una dependencia severa para actividades básicas de la vida diaria, con una prevalencia de demencia del 63%. Las estancias medias fueron de 21 días en el periodo de abril a diciembre de 2020 y de poco más de 16 días en el intervalo entre enero y abril de 2021».
La unidad residencial sociosanitaria especializada en la atención a personas mayores con Covid-19 de IMQ Igurco Unbe «ha demostrado ser un recurso eficaz y seguro para la atención de personas institucionalizadas afectadas por Covid-19, consiguiendo una letalidad inferior a la evidenciada en ámbito residencial (un 12,7% en la unidad frente al 21% registrado de media en residencias en toda España) y con una incidencia de úlceras por presión inferior al estándar hospitalario (un 5,16% frente al 7,87%). Asimismo, la valoración por un médico geriatra aseguró la optimización de la prescripción farmacológica de personas mayores institucionalizadas, rebajando en unos porcentajes relevantes la prescripción de medicamentos psicótropos, neurolépticos y benzodiacepinas».
Además de lo anterior, «ninguno de los profesionales que trabajaron en la unidad se han contagiado con el coronavirus». Según destaca la geriatra, «a pesar de las circunstancias, el esfuerzo conjunto de todo el equipo ha hecho posible en esta unidad aspectos como el haber desarrollado con la Universidad del País Vasco un programa de telerrehabilitación pionero, el proporcionar asistencia psicológica a las familias y a los residentes, el mantenimiento de las distintas actividades (incluida la terapia ocupacional) y la necesaria actividad sociocultural que da vida y anima el día a día de las y los residentes».
No solo residencias: también personas mayores que vivían en sus domicilios
La unidad residencial sociosanitaria especializada en la atención a personas mayores con COVID-19 de IMQ Igurco Unbe se constituyó para acoger a las personas mayores con coronavirus moderado o grave del ámbito residencial, que no pudieran disponer de un aislamiento suficiente respecto a los no contagiados. Al iniciarse la campaña de vacunación y reducirse los ingresos, se pudo ampliar el criterio de admisión a personas mayores residentes en su domicilio y que, ante la circunstancia de que su cuidador diera positivo en Covid-19 y hubiera de confinarse, se quedasen en una situación de vulnerabilidad. «La unidad residencial sociosanitaria pudo dar servicio así, tanto a las personas mayores del ámbito residencial, como a las del ámbito comunitario, beneficiando con su actividad a toda la población mayor de Bizkaia», explica la directora asistencial de IMQ Igurco.
IMQ Igurco Unbe: especialistas en recuperación funcional personalizada
Por otro lado, el recinto en el que se ha ubicado la unidad especial, la residencia sociosanitaria IMQ Igurco Unbe ya ha retomado completamente la normalidad del centro, incluyendo la totalidad de sus gimnasios de rehabilitación, donde desarrolla una relevante actividad en su unidad de recuperación funcional.
Su unidad de recuperación funcional (URF) es un servicio especializado en personas en fase de recuperación de un problema agudo de salud con una pérdida de autonomía potencialmente recuperable, como pueden ser fracturas (de cadera o pelvis), un accidente cerebro-vascular (ictus) o una convalecencia debilitante (una hospitalización prolongada a causa de la Covid-19, por ejemplo). Tras un período de rehabilitación con un plan personalizado en el que interviene un equipo multidisciplinar (enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, psicología, logopedia, etc.) dirigido por un médico geriatra, la persona puede regresar a su domicilio.
Gracias a los programas y profesionales con los que cuenta IMQ Igurco para la unidad de recuperación funcional, se obtiene en este centro una mejora promedio de 35 puntos sobre 100 posibles en una escala que valora la autonomía en las actividades básicas de la vida diaria.