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Una de cada cuatro personas mayores de 65 años tiene diabetes

Sala de prensa - Residencias para mayores y centros de día
  • Del total de diabéticos en España, el 40% son personas mayores de 65 años: suponen 2,12 millones de pacientes.
  • De este colectivo, la mitad está sin diagnosticar.
  • El tratamiento de la diabetes en las personas mayores requiere de un cuidado especial, debido, entre otros factores, a la fragilidad, sarcopenia o polifarmacia (toma de muchos fármacos), más comunes en este colectivo.

El XXX congreso de la Sociedad Española de Diabetes, que se acaba de celebrar en la capital hispalense, ha vuelto a poner de manifiesto la importancia y crecimiento de la diabetes en la capa etaria mayor de 65 años.

Tal y como señala la doctora Naiara Fernández, médico geriatra de IMQ Igurco, “la diabetes mellitus (DM), es una enfermedad crónica considerada como la epidemia del siglo XXI debido a su elevada prevalencia, pudiendo afectar a una de cada cuatro personas mayores de 65 años; porcentaje que va en aumento con la edad, llegando a alcanzar a un tercio de los pacientes mayores de 75 años”.

De hecho, según datos aportados por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, del total de diabéticos en España, el 40% son personas mayores de 65 años; esto supone que, en total, 2,12 millones de pacientes padecen esta patología. Asimismo, “del total de este colectivo, la mitad está sin diagnosticar”.

La doctora Fernández destaca que “en la mayor parte de los casos que afectan a mayores, la base fisiopatológica de la DM es la incorrecta entrada de glucosa a las células debida a una disminución de la respuesta de los receptores de la insulina que es secretada por el páncreas. Esto produce un aumento de la glucosa en la sangre y condiciona un aumento del riesgo de sufrir una patología en el corazón, riñones o retinas, así como deterioro funcional y cognitivo, entre otros”.

Según explica la médico geriatra de IMQ Igurco, la primera opción para evitar las complicaciones asociadas a la DM “es el establecimiento de un diagnóstico precoz. Por ello es importante que la persona mayor acuda periódicamente a su médico de atención primaria y siga sus indicaciones (realización de analítica, abandono de hábito tabáquico o alcohólico…). Una vez diagnosticado, se ha de prestar una atención especial a la dieta, la actividad física y el tratamiento farmacológico”.

Dieta, actividad física y medicación

La dieta debe ser acorde a la situación funcional, cognitiva y al nivel de actividad física que desarrolle la persona mayor. “En términos generales, se debe limitar la ingesta de carbohidratos procesados (bollería, azúcares, cacao…), sobre todo en el caso de que se trate de una persona sedentaria. Es importante mantener la ingesta de proteínas en personas mayores, por el riesgo adicional de desarrollar fragilidad que tienen los pacientes mayores con DM”, apunta la experta.

Por otro lado, la actividad física es otro “pilar fundamental” del tratamiento de la DM, por varios mecanismos: “se fomenta la entrada de glucosa a las células y su consumo, reduciendo por tanto la glucemia en sangre. Además, específicamente en personas mayores, el ejercicio previene la aparición de sarcopenia (pérdida de calidad y función muscular) y dependencia funcional”.

En el caso de que se haya prescrito un fármaco para el control de la diabetes, se ha de seguir las recomendaciones emitidas por el médico endocrinólogo, de atención primaria, geriatra o internista, “quien posteriormente se encargará de controlar que esté alcanzando el objetivo de tratamiento, con la monitorización de la hemoglobina glicosilada, el perfil lipídico (colesterol, triglicéridos) y la tensión arterial, factores de riesgo vascular añadidos y relacionados con la aparición de complicaciones”.

Complicaciones más habituales

En personas mayores, además de las complicaciones clásicas de la DM, —entre las que se encuentran la cardiopatía, enfermedad cerebrovascular, nefropatía, neuropatía, enfermedad arterial periférica, y retinopatía diabética—, se añaden otras que pueden condicionar una peor calidad de vida.

Por un lado se encuentra la hipoglucemia. “Consiste en un descenso de los valores de glucosa en sangre por debajo de 70 mg/dl; con aparición de sudoración, mareo, confusión y, específicamente en personas mayores, caídas (con el consiguiente riesgo de fractura de cadera y de dependencia funcional), siendo una de las complicaciones más graves a evitar”.

Por otro lado, la diabetes aumenta el riesgo de eventos cerebrovasculares (ictus), y a consecuencia de estos, o por efecto directo de la hiperglucemia (exceso de azúcar en sangre), “las personas mayores con DM tienen mayor riesgo de presentar deterioro cognitivo y trastorno anímico. Por ello se recomienda una valoración anual de estas áreas para establecer un diagnóstico y tratamiento, si procede”.

La médico geriatra de IMQ Igurco concluye destacando que dada la posibilidad de aparición de nuevas patologías a lo largo de los años que tienen los pacientes con DM, “puede que la persona mayor tome más de cinco fármacos de manera habitual. Por este motivo, y por el control de los niveles de glucosa, tensión arterial, lípidos, etc., son indispensables las revisiones médicas periódicas. De este modo se pueden optimizar las prescripciones, con el fin de prevenir la aparición de efectos adversos en relación con polifarmacia”.