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Cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores con deterioro cognitivo avanzado

Sala de prensa - Residencias para mayores y centros de día

Ainara Castaños
Neuropsicóloga
IMQ Igurco José M.ª Azkuna

 

Las personas con demencia avanzada suelen presentar una gran desconexión del entorno, apatía, inmovilidad, tendencia a permanecer dormidos e inactivos, habla muy reducida o nula, y dependencia para las actividades de la vida diaria. En esta fase, la afectación neurológica es grave, pero no es en el único criterio que marca su evolución. Cada persona es un ser único y responde de forma diferente a los cambios físicos y sociales que se sufren por la enfermedad. Las personas son tan diferentes las unas de las otras en la vejez como en cualquier otra etapa de la vida; por ello, la atención debe ser individualizada, basándonos en su biografía y en capacidades que aún mantienen por mínimas que sean y no tanto en las que ya han perdido.

A tener en cuenta

  • Las personas con demencia avanzada siguen teniendo necesidades psicosociales hasta el final de la vida. Necesitan interactuar con otras personas, sentirse queridas y valoradas, así como expresar emociones. Por lo que la atención en esta fase de la enfermedad no ha de centrarse exclusivamente en cuidados sanitarios y asistenciales.
  • Si los estímulos que reciben del mundo exterior son escasos o nulos, las personas tienden a encerrarse en ellas mismas.
  • La memoria procedimental, emocional y musical permanecen conservadas cuando otras funciones cognitivas están deterioradas y, por lo tanto, son las que se han de estimular.
  • Movimientos repetitivos como abotonar, desabotonar, doblarse la ropa repetidamente, mover las manos, mecerse, dar golpes en la mesa... están relacionados con necesidades psicológicas, sirviendo de autoestimulación para mitigar la ansiedad y el aburrimiento.

La estimulación en demencias avanzadas

El objetivo es evocar recuerdos del pasado cuando la persona se sentía útil, productiva y valorada, a través de actividades procedimentales y sensoriales en el presente basadas en su historia de vida. Al revivir el pasado, conectan con sus emociones y con su identidad.

La realización de actividades con este fin (basadas en el método Montessori y en la terapia de validación) persigue un doble sentido terapéutico: el sentimiento de utilidad que produce bienestar emocional y reduce la apatía, y el mantenimiento de las capacidades funcionales (como la alimentación) durante más tiempo, al trabajar la psicomotricidad fina, la coordinación visomotora y otras funciones motoras.

El poder de la música

Especialmente relevante en esta fase de la enfermedad es la música de su infancia y juventud que queda grabada en la memoria para siempre. La reproducción de canciones significativas a través de auriculares (aislando ruidos ambientales) consigue que las personas conecten con su mundo interior. Personas que han perdido el habla cantan y tatarean, siguen el ritmo de la música con el cuerpo, sonríen, lloran de emoción y buscan el contacto físico, por lo que es necesario estar presentes realizando un acompañamiento que recoja y responda a sus emociones.

Cambio de perspectiva

La incapacidad de expresión, el desconocimiento de la biografía y la apatía pueden conllevar el riesgo de volverse personas anónimas dentro de las instituciones. Para dar voz a las personas con demencia es necesario conocer su historia de vida a través de la familia y que sea el eje central de los planes de cuidados y de la interacción del día a día como recordatorio de lo que esa persona ha sido y, por lo tanto, sigue siendo.

Cómo valorar la eficacia de las intervenciones

A veces se espera de las actividades de estimulación una respuesta explícita y sostenida en el tiempo, pero es necesario valorar y dar importancia a las pequeñas participaciones en esta fase de demencia. Si observamos estos cambios cuando realizamos la estimulación, significa que la persona está conectando con sus emociones y con el entorno:

  • Establece contacto visual directo
  • Sonríe
  • Lágrimas de emoción
  • Buscan contacto físico
  • Emiten palabras aisladas
  • Menor somnolencia, despierta
  • Cambia el tono postural
  • Cambios en la respiración
  • Movimientos en reacción al estímulo
  • Está alerta
  • Intenta coger o acercarse al objeto
  • Apariencia de confort y calma
  • Disminuye alteración conductual
  • Disminuye expresión facial de malestar (muecas, ceño fruncido)

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