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El voluntariado, eficaz para reducir la soledad no deseada en mayores

Sala de prensa - Residencias para mayores y centros de día
  • Una experiencia piloto puesta en marcha por IMQ Igurco y la Asociación Argibe hace seis meses en Bizkaia muestra unos excelentes resultados, con 14 voluntarios y voluntarias compartiendo vida y experiencias con las personas mayores, varias veces por semana.

  • Personas voluntarias y personas mayores cuentan su testimonio directo sobre los beneficios de estas iniciativas para ambos colectivos.

Tras seis meses desde que IMQ Igurco, en colaboración con la Asociación Argibe, pusiera en marcha una iniciativa de voluntariado frente a la soledad no deseada y para el acompañamiento de las personas mayores de las residencias de este grupo sociosanitario, se puede considerar como un éxito.

«El programa se inició, a modo de experiencia piloto, en el centro sociosanitario IMQ Igurco Unbe, residencia de personas mayores ubicada en Erandio, Bizkaia. Hoy, un total de 14 personas componen el voluntariado del centro, con los más diversos perfiles. Igualmente, durante el verano se ha contado con más voluntariado estudiantil, habiendo alcanzando más de 20 voluntarios. La experiencia está yendo tan bien que nuestra intención es ampliarla a más centros en 2026», explica la Dra. Naiara Fernández, directora Asistencial de IMQ Igurco.

Durante las visitas del voluntariado, se realizan diferentes actividades, como talleres de cocina o juegos de mesa, dan paseos, mantienen conversaciones, etcétera. Sofía, estudiante de Psicología, tras conocer la existencia del voluntariado en IMQ Igurco Unbe, se animó a solicitar su participación. Admite su interés por llevar la teoría de sus estudios a la práctica: «tratar con personas mayores y pasar tiempo junto a ellas me hace aprender mucho».

Según reconoce, uno de los momentos que más le ha marcado ocurrió al mantener una conversación en profundidad con una de las residentes. «Ella me contó muchas cosas de su vida personal y pudimos establecer un vínculo más emocional y eso me gustó mucho. A aquellas personas que piensan en hacer voluntariado, les recomendaría que no duden e inicien esta experiencia, porque les va a aportar muchos beneficios, tanto desde el punto de vista personal, como del emocional».

Otro voluntario, Juanje Salguero, confiesa que cuando va al centro sociosanitario a hacer voluntariado se siente «bien» y «útil». «En el plano emocional, obtienes múltiples beneficios. Cuando llegas y ves a las personas mayores, te invaden muchas preguntas: ¿tendrán hijos?, ¿vendrán a verles? Y creo que yo les puedo aportar algo, pero ellos a mí, me aportan mucho. Sobre todo, cuando salgo de aquí, noto como una energía renovada, porque siento que he hecho algo por la sociedad, totalmente altruista, totalmente desinteresado. Lo haces porque te sientes bien. Yo, por lo menos, salgo con las pilas bastante cargadas».

Valoración positiva de las personas residentes

Por su parte, el residente Carlos Sáez muestra desde su silla de ruedas su alegría por el establecimiento del programa de voluntariado. «Gracias a Dios, aquí tenemos voluntarios para todo. Por ejemplo, tenemos voluntarios para rezar el Rosario y la persona que viene lo hace con todo el corazón, que yo soy muy devoto y me encanta. Otras señoras que vienen a la residencia nos acompañan para hacer gimnasia. Hay muchos voluntarios. Es una cosa fantástica».

Beneficios para las personas residentes y voluntarias

«El voluntariado con personas mayores en centros residenciales reduce el sentimiento de soledad y, con ello, el estrés y la ansiedad, al proporcionar sensación de apoyo y seguridad emocional. También mejora el bienestar emocional, ya que estas relaciones proporcionan apoyo emocional y reducen la sensación de soledad y aislamiento social, lo que a su vez puede tener un efecto positivo en el bienestar emocional y la calidad de vida de los adultos mayores», explica la Dra. Naiara Fernández.

Además de lo anterior, la geriatra añade que el voluntariado «aumenta la autoestima, al generar nuevos vínculos afectivos que hacen sentirse valorado; mejora la salud física, al tener un impacto positivo en la tensión arterial, el sistema inmunológico y otros aspectos de la salud física; y aumenta el sentido de pertenencia, puesto que mantener relaciones sociales satisfactorias contribuye a sentirse parte de una comunidad. Esto puede aportar un sentido de propósito y significado de vida».

En el ámbito del voluntariado, esta actividad propicia el reconocimiento personal y social como agente del cambio, mejorando la autoestima de quien lo practica. «Para las personas que se acercan al programa y participan en ello, se trata de una experiencia enriquecedora y emocionalmente significativa, que genera sentimientos de utilidad, propósito y pertenencia. Permite el desarrollo de habilidades personales y sociales y facilita una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal. Es, en sí mismo, una actividad contra la propia soledad y conecta con una realidad social que será más acuciante en el futuro. Practicar este tipo de voluntariado aumenta, en definitiva, la felicidad de quien lo practica», recalca la directora Asistencial de IMQ Igurco.

Soledad no deseada en Euskadi

La soledad no deseada es una realidad que viven miles de personas mayores en Euskadi. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 24% de las personas mayores de 65 años en Euskadi viven solas y la cifra aumenta al 40% entre quienes superan los 85 años.

Las personas que estén interesadas en esta iniciativa, pensada para responder al problema de la soledad en las personas mayores a través del voluntariado, se pueden poner en contacto con los responsables de la iniciativa de IMQ Igurco y la Asociación Argibe en cualquiera de las siguientes direcciones de correo electrónico: voluntariadoimq@igurco.es o proyectosargibe@gmail.com.